“Te
dije que le apures”, “Si no te mueves vamos a llegar tarde”,
“apenas te estás vistiendo y ya van a ser las 8:00”, son mensajes que
reciben muchos niños y que comúnmente van acompañados de reclamos e incluso
gritos cuando la impaciencia es la emoción que domina el momento. A la larga,
este tipo de mensajes repetitivos lastiman la relación padre hijo, haciendo
sentir a nuestros niños inseguros y en algunos
casos torpes. Y en los casos más graves, sólo despiertan una guerra de poder
entre padres e hijos.
“Siento que mi mamá tiene prisa todo el tiempo
y no me gusta”, es uno de los mensajes comunes que escucho en mi
consultorio cuando les hago evaluaciones a los niños con problemas de respeto a
la autoridad. Vivir con prisa eleva nuestros niveles de estrés, lo que genera
que segreguemos mayores cantidades de glucosa en la sangre, elevemos nuestra
presión arterial, y entorpezcamos el proceso de digestión porque nuestro cuerpo
se encuentra en estado de emergencia. Además, vivir con prisa hace que nuestros
hijos se sientan alejados de nosotros, promueve las faltas de respeto al elevar
nuestros niveles de frustración e intolerancia en nuestro núcleo familiar.
Entonces, ¿cómo le hago para que mi hijo esté listo
cuando yo se lo pido, para no salir apresurados y, no desgastar nuestra
relación? Una de las principales razones por las que nuestros hijos no están
listos cuando se los pedimos, es que olvidamos que la percepción del tiempo es
algo aprendido. De entrada, el tiempo no existe. Es algo creado por el hombre
para organizar nuestra vida moderna. Los bebés nunca se preocupan por el
tiempo, los niños pequeños confunden el ayer con el mañana. Por eso, con ellos
tenemos que tener especial paciencia cuando queremos llegar a tiempo a una
cita. Alrededor de los seis años, cuando los niños ya reconocen los números, es
de gran ayuda enseñarles a tener percepción del tiempo. Proceso que requiere de
invertir en ellos un poco de creatividad y paciencia. Primero, asegúrate que tu
hijo ya sepa contar del uno al sesenta, reconocer los números del uno al
sesenta, y leer la hora en un reloj digital.
Una vez que logres lo anterior, siéntate con él en
un lugar cómodo en cualquiera de los siguientes horarios: 6:50, 7:50, 8:50,
9:50, 10:50, 11: 50, 12:50, 1:50, 2: 50, 3:50, 4:50, 5: 50. La idea es que
falten diez minutos para el cambio de hora. Una vez sentados cómodamente,
pídele que te avise cada vez que cambien los números del reloj. Cuando lleguen
al minuto 59, le pides que observe cómo también va a cambiar el número de la
hora. Al final, le preguntas ¿qué observaste? Escucha con paciencia a tu
pequeño y reconoce sus observaciones. Le puedes decir: que inteligente, eres
muy observador, etc.
Esta experiencia le hará entender que el reloj
siempre está cambiando. A continuación, le explicas que el reloj te ayuda para
prepararte y salir a tiempo en la mañana, sin gritos ni reclamos. Hagan dibujos
de las actividades que hay que hacer en la mañana (ejemplo: vestirse,
desayunar, lavarse los dientes, etc). Después, pregúntale a tu hijo cuanto
tiempo se tarda en hacer cada una de esas actividades. Si quieres hacerlo más
divertido, juega a que le tomas el tiempo mientras se viste. Así, comienzas a
generar en él la percepción de que mientras él está ocupado, el tiempo también
avanza. Una vez calculado cuanto tiempo se tarda en hacer sus responsabilidades
de la mañana, asignen horarios para cada cosa que tiene que hacer. Pega las
actividades de la mañana junto a los horarios asignados, como se muestra en la
ilustración.
Después, asegúrate que tu casa tenga relojes
digitales en lugares claves, y que tu hijo tenga uno para él. Los relojes
digitales te sirven de refuerzo por si tu hijo pierde el suyo. Al día
siguiente, anímalo a que cumpla con sus responsabilidades de acuerdo a los
horarios platicados. No lo apures ni le grites, solo pregúntale ¿cómo vas?,
¿qué sigue? Incluso, lo puedes animar más cuando le vaya ganando al reloj diciéndole:
¡Guau! le ganaste al reloj, lo lograste, lo hiciste más rápido que yo.
Te recomiendo que comiences a practicar la
percepción del tiempo con el horario de la mañana y una vez que éste sea
dominado puedes comenzar a practicar con los horarios de la tarde.