Mi hijo
está sufriendo mucho en la escuela porque un niño le dijo que “no sirve
para nada……que es un tonto… que no puede jugar… que no sabe patear la
pelota…. que tiene una cara aplastada… que tiene poquito dinero….y la
lista es interminable.
“Son niños”, nos decían nuestras
abuelas desde que éramos pequeños. Esta frase es
tan cotidiana, que muchos de nosotros no nos ponemos a pensar su verdadero
significado hasta que tenemos hijos. La frase “son niños”, desde mi
perspectiva como psicóloga, significa que el cerebro de los pequeños aún está
en proceso de maduración. Lo cual, genera que la mayoría de los niños tengan
que aprender muchas cosas acerca de: cómo comunicarse, de cómo entender a los
demás y el mundo que los rodea, y de cómo manejar sus emociones asertivamente.
Esto incluye desarrollar la capacidad de comunicar con palabras amables aquello
que les molesta, la capacidad de pensar cómo decir aquello que sienten sin
lastimar a los demás, la capacidad de distinguir entre lo que está bien y lo
que está mal, la capacidad para no dejarse llevar por su enojo cuando lo
sienten, la capacidad para respetar los espacios y las cosas de los demás, y la
lista aún no termina.
Lo que quiero ilustrar, es que una de las cosas más
difíciles de ser niño, es convivir con otros niños. Porque nuestros pequeños,
están en contacto constante con los desatinos e inmadureces de sus compañeros
de la escuela, de sus vecinitos, de sus hermanitos, e incluso de sus amigos. Al
igual que los otros niños, están en contacto con los desatinos de nuestros
hijos. Y la realidad, es que mayoría de nuestros hijos va a escuchar una o
varias veces en su vida, frases y comentarios desatinados, o inmaduros de uno o
varios de los niños con los que convive.
En el caso de los niños con temperamento optimista,
cuando escuchan frases hirientes, no tienen mayor dificultad en dejar ir las
palabras de su mente y de tomarlas como “solo palabras” de un niño
que está enojado o que está teniendo un mal día. Es decir, no se lo toman
personal y no afectan su autoestima. Pero, hay niños que su temperamento es
diferente, que por naturaleza son sensibles a las palabras y se toman muy
enserio lo que dicen sus amigos. Al grado que permiten que les afecte en su
estado de ánimo e incluso en su autoestima. Por eso, es recomendable que le
expliquemos a nuestros hijos, que uno de los retos más grandes de ser niños es
convivir con otros niños. Explícale a tu hijo que él y todos los niños están
aprendiendo muchas cosas nuevas y madurando todos los días. Lo que significa
que todos van a cometer muuuuuchos errores. Y que, por eso, a veces va a
escuchar frases inadecuadas o palabras hirientes de sus compañeros. Pero, que
eso no quiere decir que él o ella tenga que creer todo lo que le dicen, ni
mucho menos tomárselo a pecho.
En un intento por explicarles la importancia de
esto a los niños, escribí la historia de Don Desvalorado. Un personaje que, a
través de conocer y convivir con los niños, aprende que independientemente de
lo que le digan los demás, él es el responsable de tener encendido su botón de
sentirse valioso. Y que sentirse valioso, es una de las herramientas más
poderosas para ser feliz en la vida. Si tu hijo tiende a tomarse muy a pecho lo
que le dicen sus demás compañeros, te invito a compartir esta información y
esta historia, para que desde pequeño aprenda a encender su botón de sentirse valioso
y que no permita que todas las palabras que salen de la boca de los demás, le
lleguen a su corazón. El libro, además de la historia contiene actividades
divertidas para poner en práctica sus enseñanzas.