Elemento indispensable para manejar las emociones sanamente

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Un factor primordial para manejar nuestras emociones sanamente es tener una conciencia ordenada. La conciencia es el elemento del individuo que se encarga de hacer estrategias para alcanzar nuestras metas, sueños y deseos, y de comunicarnos cuando hemos tomado el camino incorrecto, o nos hemos alejado de nuestras convicciones y valores. Mientras más orden exista dentro de nuestra conciencia en cuanto a lo que son nuestras prioridades, nuestros sueños y deseos, mayores probabilidades tenemos de tener éxito y una vida plena, y de saber actuar con inteligencia al enfrentarnos con nuestros miedos, disgustos, tristezas y vergüenzas.

Por eso, debemos de ayudar a nuestros niños y adolescentes a fortalecer su conciencia. Un momento clave para trabajar el fortalecimiento de la misma es la entrada a clases. Tengo el privilegio de trabajar cada año con aproximadamente ciento veinte jóvenes y al iniciar el ciclo escolar, pongo en práctica el ejercicio de reflexión que a continuación se presenta. Te invito a ponerlo en práctica con tus hijos adolescentes e incluso con niños que estén por entrar a sexto de primaria.

Para comenzar empiezo por explicarles lo siguiente:

La adolescencia es una etapa en la que el ser humano debe tomar más decisiones que en la infancia. Por eso es importante tener herramientas para que tus decisiones te lleven a un camino de éxito y una vida plena. Empezar con el fin en la mente, y poner en orden nuestras prioridades según Covey, especialista en el tema, son hábitos de las personas más exitosas del mundo.

A los seres humanos los podemos dividir en dos grandes grupos: aquellos que viajan con objetivos y metas en la vida y aquellos que no. En la primera categoría están las personas que sobresalen en la sociedad y que nos han sorprendido por sus logros a través de la historia. Walt Disney tenía deseos de hacer que los dibujos animados se movieran, hablaran y contaran historias muchos años antes de lograrlo, Steve Jobs tenía la idea de crear un aparato pequeño con el que se pudieran escuchar cientos de canciones mucho antes de que existiera el iPod, desde muy jóvenes, los hermanos Wright tuvieron el deseo de volar.

¿Tú en qué grupo deseas estar?, en el de las personas que tienen metas, objetivos y sueños o en el opuesto.

Cabe mencionar que tener una meta no significa que la vas a alcanzar al primer intento. Los hermanos Wright fallaron cientos de veces antes de alcanzar su sueño, a Steve Jobs lo despidieron de su propia empresa, y Walt Disney llegó a deber hasta cuatro millones de dólares antes de tener éxito con sus películas. Seguramente estas personas sintieron miedo, tristeza o decepción al vivir esas experiencias negativas, sin embargo, al tener una conciencia con un fin en la mente y sus prioridades en orden, no se dejaron llevar en su totalidad por el miedo o la tristeza que seguramente les trajeron sus fracasos. Esto les permitió alcanzar sus sueños.

Cuando termino de explicarles lo anterior, continúo con un diálogo que incluye las siguientes preguntas:

¿En qué grupo de personas consideras que te encuentras en este momento, en el de las personas que tienen metas, objetivos y sueños, o en el de las personas que van hacía donde los lleva la corriente?

¿Qué deseas para ti en este año escolar que estás por comenzar?

¿Qué promedio deseas tener en la escuela?

¿Cómo te gustaría que fuera la relación con tus maestros?

¿Crees que es importante para ti iniciar una relación de noviazgo en este momento?
Platícame por qué.

¿Deseas mejorar este año en alguna actividad extra-escolar (deportes, música, arte, espiritualidad, etc)?

¿Cómo deseas que sea la relación con tu papá este año?

¿Cómo deseas que sea la relación con tu mamá este año?

Evita criticar los puntos de vista de tu hijo, escúchalo y entiende el por qué de su perspectiva.

Al finalizar esta reflexión explícale lo siguiente:

Junto con la claridad en las metas, objetivos que deseamos alcanzar, es necesario poner en orden nuestras prioridades. Tenerlas en orden nos ayuda a decir que no a las personas cuando es necesario, a organizar nuestro tiempo, y a sentirnos seguros y tranquilos con el camino que hemos elegido a pesar de las presiones sociales.

Silvia y Joaquín de dieciséis años eran novios. Joaquín quería ver a Silvia todas las tardes porque según pensaba, ella era el amor de su vida y era lo que le daba sentido a la misma. Desde que habían comenzado el noviazgo, Joaquín tenía pocas ganas de pensar en la escuela, casi no veía a sus amigos, e incluso se había alejado de sus papás. Joaquín no había pensado en cuales debían ser sus prioridades, sus acciones solamente eran guiadas por lo que sentía cuando estaba con Silvia.

Sin embargo, Silvia pensaba diferente. Aunque sentía mucho cariño por Joaquín, consideraba que a sus dieciséis años debía tener claras sus prioridades y ser responsable con su vida. Ser responsable con la vida de uno mismo es una manera de amarse, y el amor debe ir siempre en equilibrio y en dos direcciones, hacía los demás y hacía uno mismo. Cuando dejamos de amarnos a nosotros mismos, disminuimos nuestra capacidad de dar y amar y dar a los demás. Por eso Silvia reconocía que su relación de noviazgo era importante, pero no la ponía en primer lugar. A sus dieciséis años sus prioridades debían ser distintas. En primer lugar, para Silvia estaba su familia, en segundo lugar, la escuela, en tercer lugar sus amistades y en cuarto su relación de noviazgo y por lo tanto no podía dedicarle todas las tardes a Joaquín. Al tener claras sus prioridades, fue fácil para Silvia explicarle a su novio por qué no podía verlo todos los días a pesar del cariño que sentía por él.

Si Silva no hubiera tenido claras sus prioridades, habría sido más difícil explicarle a Joaquín el por qué no deseaba verlo todos los días e incluso se habría sentido culpable por no corresponderle.

Con el ejemplo anterior no pretendo decir que al llegar a la edad adulta y consolidar un matrimonio debes poner a tu pareja en último lugar. En la medida en la que se va formalizando una relación de pareja, debe ocupar el primer lugar en la vida de los individuos. Los matrimonios más felices son aquellos que ponen su relación de pareja en primer lugar. Pero en la adolescencia poner a la pareja en primer lugar antes que la escuela, el desarrollo profesional, la familia, e incluso los amigos puede tener resultados caóticos. ¿Me podrías explicar por qué?

Una vez terminada esta explicación, continúa con el siguiente ejercicio:

¿Puedes pensar en algún otro ejemplo en el que se generen problemas en las relaciones humanas por no tener claras las prioridades?

Conoces gente que le diga que si a todo el mundo y que en ocasiones termine ansiosa y tensa por no saber decir que no. Muchas de estas personas no tienen claras sus prioridades.

¿Conoces gente que se la pase corriendo o con prisas todo el día y no tenga tiempo de disfrutar el momento? Este es otro reflejo de las personas que les falta orden y tener en equilibrio sus prioridades.

A continuación, se presentan un conjunto de áreas que la mayoría de nosotros tenemos en la vida, obsérvalas y anótalas en el orden que tu consideres es más importante para ti, marcando con el número uno la más importante y continuar con el dos, tres, cuatro y cinco de acuerdo a lo que tú consideres. Si en el listado hay un área que no sea parte de tu vida, no la escribas. Si falta un área que no haya sido considerada en el listado, agrégala.

• AMIGOS

• EL DEPORTE QUE PRACTICO

• DESARROLLO ESPIRITUAL

• FAMILIA

• ESCUELA

• RELACIÓN DE NOVIAZGO

• MÚSICA

• PINTURA

• BAILE

• OTROS

Al finalizar la actividad pregúntale a tu hijo

¿por qué elegiste ese orden en tus prioridades?

Anota sus respuestas y al finalizar el ciclo escolar ayúdale a ver si tomo en cuenta sus prioridades y deseos o se olvidó de ellas. Cuando tenga problemas en el año, recuérdele sus prioridades y deseos. De esta manera, lo estarás enseñando a no dejarse llevar únicamente por sus emociones, sino a tomar en cuenta lo que él o ella desea para sí mismo.