Si verdaderamente deseas hijos que acostumbren reconocer sus errores sin mayor problema, ofrecer disculpas y reparar el daño cuando se equivoquen y que se sientan inspirados a actuar de acuerdo a la mejor versión de sí mismos, cada vez que ellos se equivoquen, más que perder el control con tu enojo para que ellos se asusten de tus reacciones y tengan miedo del castigo, te invito a hacer algo totalmente distinto.
En un tono de calma y tranquilidad, invítalos a contestar cinco preguntas que posiblemente cambiarán la manera en la que tú conectas con tu hijo, y más importante aún, cambiarán la manera en la que tus hijos afrontan su responsabilidad. Tengo más de 20 años utilizándolas con niños y adolescentes y también con mis tres hijos.
Y el resultado de estas cinco preguntas, siempre es un crecimiento hacía la autoconciencia y reflexión sobre sus actos. Y si las utilizas con frecuencia, poco a poco en tu comunicación con tus hijos, reconocer errores y ofrecer disculpas se volverá tan natural como tomar agua.
Por eso, en esta cuarentena te invito a hacer un reto. Cada vez que tus hijos se equivoquen, en un tono de calma y cariño, invítalos a sentarse a dialogar contigo y contestarte las siguientes preguntas. Asegúrate de cuidar tus gestos, tus miradas y tu lenguaje no verbal mientras las haces, porque a menudo éste último transmite rechazo y no aceptación, lo que hará que posiblemente tu hijo se cierre y no te conteste nada. Es esencial hacerlas, recordando que en el corazón de tu hijo existe un profundo deseo de ser bueno y de hacer las cosas bien. Y tú a través de estas preguntas, deseas ayudarle a contactar con esa parte que vive en él.
PRIMERA: “¿Hijo, en qué crees que te equivocaste el día de hoy? Si ante la pregunta, tu hijo se queda callado espera a que encuentre una respuesta en su interior. Muchas veces, cuando los padres hacen estas preguntas por primera vez a sus hijos, ellos no saben qué responder, porque están acostumbrados a que sus papás les den un largo sermón en el que les explican todo, en lugar de ayudarles a encontrar sus propias respuestas.
Pero ten paciencia, porque cuando logras que tu hijo diga con sus propias palabras que reconoce su responsabilidad en lo sucedido, le enseñas a no tener miedo de equivocarse y que reconocer sus faltas es el primer paso para hacer un cambio en positivo. En ocasiones, al hacerles esta pregunta, sueltan un rollo mareador de todo lo que sus hermanos hicieron mal o todo lo que tú haces mal. Sin embargo, la clave está en no desviarte, y volver a preguntarle lo mismo. Si esto te llegara a suceder utiliza la siguiente frase: “Es posible que otras personas también se han equivocado, pero en este momento quiero saber si reconoces en qué te equivocaste tú.”
SEGUNDA PREGUNTA: Hijo ¿crees que eso que hiciste va de acuerdo a la mejor versión de ti mismo?,
Todos sin importar edad, tenemos en nuestro interior un deseo de dar lo mejor de nosotros mismos. Pero en ocasiones cuando los papás regañan a sus hijos diciéndoles toooodo lo que deben de hacer y cómo lo deben hacer, y sobre todo utilizan frases que los humillan como: “Eres un burro… Eres un flojo… Eres un irresponsable” desconectan a sus hijos de esta fuerza interior que los impulsaa aprender a ser mejores ser humanos, y la intercambian por la idea de que ellos no son suficientemente buenos, adecuados, valiosos.
Si tus hijos no contestan al instante, ten paciencia. Los silencios son algo muy importante para un diálogo reflexivo. El silencio le permite a tu hijo identificar lo que piensa y siente. Si te contesta con facilidad, y te dice: “No, no actué de acuerdo a la mejor versión de mi mismo, invítale a que te explique por qué cree eso”.
Quiero que sepas que tengo más de 20 años trabajando con niños y adolescentes, y hasta la fecha no he conocido ni un solo joven o niño que en el fondo sea una mala persona. Muchas veces detrás de sus acciones negativas hay enojos o miedos sin resolver, falta de conciencia sobre los valores como el respeto, la honestidad y la responsabilidad. Y cuando al confrontar sus acciones negativas les pregunto, “¿crees que actuaste de acuerdo a la mejor versión de ti mismo? , siempre me contestan con un tono de arrepentimiento. “No”. Y muchas veces me han dicho: “Sé que esta no es la persona que yo quiero ser”.
TERCERA PREGUNTA: Hijo, ¿reconoces de qué manera, si continuas actuando de esta forma puedes perjudicar tu vida o la armonía de la familia? A menudo, los jóvenes y los niños no piensan a largo plazo, porque una característica de estas etapas es la tendencia a estar enfocados sólo en el presente. Esta pregunta les permite ampliar la perspectiva de lo que sus acciones generarán a largo plazo y reconocer por qué les conviene cambiar su actitud o sus acciones.
CUARTA PREGUNTA: Esta es opcional, pero es de gran utilidad cuando las acciones de tu hijo lastimaron a alguien más. ¿Cómo crees que se sintió (tu amigo, tu hermano, tu papá o tu mamá) cuando actuaste de esa manera? Es un hecho, los niños por naturaleza son egocentristas lo que significa que tienden a percibir que ellos son el centro del universo y los adolescentes con frecuencia también se desconectan de lo que sus acciones verdaderamente le hacen sentir a los demás. Cuando les hagas pregunta, no los dejes que contesten “Se sintió mal”. Invítelas a que le pongan el nombre al sentimiento, “se sintió triste, asustado, preocupado, humillado, lastimado, se sintió insuficiente a través de mis acciones”. Son algunas respuestas posibles a esta pregunta. Es de gran utilidad, darles opciones de diferentes sentimientos.
QUINTA PREGUNTA: La última pregunta debe ser hecha con una afirmación inicial para invitarlos a la reflexión. Esta dice así: “Ahora que te das cuenta que te equivocaste y que tus acciones te lastiman a ti mismo o a los demás, ¿qué crees que puedes hacer para reparar el daño o corregir el rumbo?
Esta pregunta cierra el proceso reflexivo con un broche de oro, porque no eres tú quien le dice a tu hijo lo que debe hacer para reparar el daño, sino que permites que de él o ella nazca esta iniciativa. Y al mismo tiempo que le enseñas a sanar los sentimientos de culpa que naturalmente todos sentimos cuando nos equivocamos.
Recuerda, estas preguntas sólo funcionan si las utilizas para verdaderamente llegar al corazón con tu hijo. En el momento en el que él se sienta juzgado, criticado o atacado por ti, difícilmente lograrás que salgan las respuestas que hay en su corazón. Pero si logras encontrar en tí la calma y la paciencia para que tu hijo las responda, encontrarás un camino más para EDUCAR A TRAVÉS DEL AMOR.
Escrito con cariño para que en esta cuarentena sigamos trabajando en sanar y fortalecer los lazos de cariño que deben existir en las familias.