Llegando a acuerdos con mi hijo respecto a las clases en línea

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Querido hijos:
Sé que para todos este ciclo escolar es uno de tantos retos que como familia enfrentaremos. Y cuando eso sucede, platicar de lo que sentimos sirve para crear un ambiente de comprensión y armonía en la familia.

Por eso quiero empezar por decirles que este ciclo escolar mi atención no se enfocará en sus calificaciones, si no en acompañarles en adquirir tus nuevos aprendizajes. Pero deben saber que acompañarles, no significa que yo sea la responsable de aprender por ustedes, ni de hacerles las tareas. Acompañarles significa que mientras yo cumplo con mis responsabilidades en casa, ustedes cumplen con las suyas y si tienen alguna duda yo los puedo apoyar.

No sé si lo habían notado pero papá y mama respondemos por muchísimas cosas sin que ustedes nos lo tengan que pedir. Nosotros nos encargamos de que haya comida en el refrigerador, de que tengan una cama donde dormir, alimentos preparados, ropa, servicios médicos, libros y escuela, agua, la luz, el teléfono, gas para la estufa, transporte y el internet. Y si además de encargarnos de todo eso para que vivan tranquilo, tenemos la posibilidad, también buscamos asegurarnos que tengas momentos de diversión, llevándote a pasear, haciendo reuniones con amigos, etc. Por eso, es justo que si nosotros cumplimos con todo eso, ustedes se esfuercen por cumplir con su parte sin que tengamos que repetir muchas veces las cosas.

De ahí que creo que es justo que todos los que en esta familia tengan de 7 años en adelante, son responsables de encender solitos la computadora y entrar a su clase en línea sin que yo tenga que repetirlo muchas veces, así como ya son capaces de encender una tableta y entrar a su juego o aplicación favorita.

Los que tengan de 6 para abajo, yo les iré diciendo cuando es momento de entrar a clases, porque sé que aún les falta un poco de tiempo para desarrollar la percepción del tiempo. Y también les iré enseñando con paciencia cómo poder entrar.

Si los de 7 para arriba aún no han desarrollado la percepción del tiempo, deberán tener un horario de clases escrito en la pared de su recámara y un reloj en su muñeca, para que tengan conciencia del tiempo y las clases que les corresponde tomar. Para que yo no tenga que estarles repitiendo las cosas. Si tienen dudas, en lo que aprenden a entender el horario y desarrollan su percepción del tiempo, me pueden preguntar. Pero deben saber que es su responsabilidad entrar a sus clases sin que yo se los diga y hacer los trabajos que les pide la maestra, así como papá y yo cumplimos con nuestra parte todos los días sin que ustedes nos lo tengan que recordar.

Sé que tendrán dudas respecto al envío de las tareas y el uso de algunos programas, en especial los que tienen menos de nueve años. Así que tengan la confianza de preguntarme. Pero recuerden, preguntarme no significa que yo voy a hacer su trabajo por ustedes. Por eso, el que no cumpla con sus responsabilidades de la escuela durante la mañana, en la tarde no tendrá algunos privilegios que les damos en casa. Así como papá y mamá también perdemos privilegios cuando no cumplimos con nuestras responsabilidades.

Querida mamá:
Qué bueno que repartes las responsabilidades de forma equitativa. Eso me hace sentir seguro y tranquilo. Y ya que estamos en este diálogo acerca de la escuela, quiero pedirte que me permitas equivocarme en este ciclo escolar. Cuando falle, no pienses que soy flojo, o soy burro o que me tienes que rescatar porque voy a sufrir. Cuando me equivoque, permíteme experimentar la frustración y la vergüenza natural que todo niño experimenta al cometer errores y permíteme vivir mis consecuencias. El año pasado, cuando las clases no eran en línea, yo me equivoqué MUCHAS VECES sin que tú estuvieras ahí para rescatarme. Y a pesar de sentirme un poco triste, frustrado y avergonzado, me sirvió mucho equivocarme para mejorar y aprender de mis errores.
Por eso, también te pido que no te valores en función de mis aciertos o fracasos. Soy un niño y debido a mi inmadurez, muchas veces voy a fallar. Yo te amo por el simple hecho de que eres mi mamá, con todo y tus errores. Por eso quiero que te valores tanto como yo te valoro a ti, para que cuando yo me equivoque no te sientas menos valiosa como mamá y no intentes que yo sea perfecto para que tú estés feliz.

Y ya que estamos hablando de sentimientos, también quiero que sepas que necesito actividad y movimiento durante el día. Este cuerpo tan chiquito que tengo está lleno de energía, y por lo tanto no está hecho para estar sentado frente a una computadora cuatro horas al día. La energía que tengo necesita ser liberada por medio del juego, movimiento, risas, y diversión. Cuando no tengo tiempos para liberar mi energía durante el día, me cuesta trabajo poner atención a mis clases. En especial cuando te siento tensa e irritada durante el día y cuando algunos maestros hacen su clase SUPER ABURRIDA. Y hablando de esto, me gustaría que tú también recordaras que necesitas divertirte, a veces siento que tomas la vida demasiado enserio, te preocupas demasiado y olvidas descansar y reírte a carcajadas.

Por todo eso te pido que le des prioridad a mis tiempos de ejercicio, y juego en el que pueda brincar, saltar, correr y divertirme LIBREMENTE. De lo contrario, toda la energía que tengo sin liberar se convierte en tensión y nerviosismo que no me dejará concentrarme en las clases. Te propongo tiempos de diversión libres por las tardes, echarnos maromas, recostarnos en el pasto, ver las figuras de las nubes, y perseguir una pelota hasta que estemos relajados.

Gracias mamá por preocuparte por como me siento, por dejar que me tropiece y enseñarme que yo soy responsable de cumplir con mis responsabilidades.
Con todo cariño,

tu Hij@.

Escrito con cariño para fomentar el diálogo y la comunicación emocional en la relación padre-hijo.