La raíz de las guerras de poder con nuestros hijos

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La batalla comienza en automático desde la mañana, y a veces, termina hasta que anochece. Pareciera que gran parte del día estás poniendo tooooodo tu esfuerzo en lograr que tu hijo que se vista, que desayune, aunque sea un vaso de leche, que se lave los dientes, que coma, que permanezca sentado, que haga la tarea y hasta que se ponga el cinturón de seguridad. Para lograrlo, has utilizado de todo: premios, castigos, gritos, amenazas y tu tanque de paciencia y la ilusión de ser mamá parecen estar totalmente agotados. Y lo peor, es que terminas el día sintiéndote culpable por la manera en la que se está desarrollando tu relación con tu hijo. Si te identificas con todo, o gran parte de esta descripción, lo más seguro es que tu hijo y tú están viviendo una guerra de poder. La manera más sencilla que encuentro de describir una guerra de poder es cuando un niño, o un adolescente consciente o inconscientemente a través de sus acciones, le está comunicando a su mamá: “DEEEJAME DECIDIR!!!” yo quiero sentir que soy capaz de tomar mis propias decisiones. Noooooo me controles!

En mi curso del manejo del enojo, les explico a los padres de familia, que, en el manejo de la disciplina de los niños, es muy importante tomar en cuenta tres pilares en su formación. Imagina, tres columnas que tenemos que cuidar y fortalecer para que nuestros hijos tengan una base segura y sólida en su desarrollo. Cuando lastimamos o descuidamos cualquiera de esos tres pilares, automáticamente tenemos un problema de conducta. Y las guerras de poder siempre se presentan cuando dos de estos tres pilares han sido lastimados. El primer pilar, representa el pilar de la voluntad. Todos los seres humanos nacemos con el poder de tomar decisiones. Parte de lo que nos hace únicos como seres humanos es nuestra voluntad.
Cuando un niño siente que en su casa no puede tomar decisiones y que tiene que seguir instrucciones toooodo el día, naturalmente se enoja. “Levante la mano a quién le gusta sentirse controlado” he preguntado en conferencias de cientos de personas… y nadie levanta la mano. Esto se debe a que todos amamos sentir nuestro poder para decidir, es parte de nuestra naturaleza. Con esto no quiero decir que dejes que tu hijo de cuatro años decida cuando quiere cruzar la calle. Para cuidar el pilar de la voluntad de los niños es muy importante darles durante el día muchas áreas de oportunidad en las que ellos puedan decidir. ¿Quieres el mantel rojo o el verde?, ¿Quieres hacer la tarea en la mesa o en la cama?, ¿Quieres irte a la escuela con uniforme o en pijama? ¿Quieres ir a la escuela peinado o despeinado?

– ¿Pero qué tal que mi hijo decide ir sin desayunar a la escuela? Me preguntaba una vez una señora.
-Déjalo que viva la consecuencia de la decisión que tomó. Avisa en la escuela que él decidió ir sin desayunar y que tú si tenías listo su desayuno. Déjalo que experimente las pequeñas consecuencias de las pequeñas decisiones que toma desde sus primeros años y después reflexiona con él acerca de lo que sus decisiones le trajeron a su vida. Tú no tienes que controlar a tu hijo, tú tienes que enseñarlo a autorregularse al permitirle aprender que toda decisión tiene consecuencias en la vida. Y que las consecuencias a las que él se enfrenta todos los días, es el resultado de la mayor parte de sus acciones y sus decisiones -le contesté.

Por eso, hay libros enteros de la importancia de manejar adecuadamente las reglas y las consecuencias en casa. Estas últimas, tienen su máxima efectividad cuando las aplicamos sin gritos y sin enojo. De lo contrario, cuando los padres ponemos consecuencias gritando o enojados, los niños las perciben como un intento más por controlarlos. Y nuevamente, lastimamos la columna de la voluntad.

La segunda columna que genera guerras de poder cuando no la cuidamos adecuadamente, es la que representa la necesidad de todo ser humano de sentirnos amados y aceptados. Con frecuencia, me toca conocer señoras que tienen una increíble capacidad para dejar que sus hijos decidan y de ponerles consecuencias en casa para que aprendan de sus decisiones. Sin embargo, a pesar de que estas mamás respetan mucho la columna de la voluntad, tienen una guerra de poder en casa.
Cuando esto sucede es porque el pilar de amor y aceptación del niño está fracturado. Si tu hijo no se siente amado y aceptado por ti, entonces existe una alta probabilidad de que sienta las consecuencias que le pones en casa como un ataque personal. Para manejar las reglas y las consecuencias en casa, dejar decidir a nuestros hijos y permitirles que vivan las consecuencias de sus acciones, es indispensable que nuestros hijos se sientan amados y aceptados por nosotros sus padres. Recuerda, no es lo mismo que nuestros hijos se sientan amados a que sepan que los amamos. Si tú tienes una guerra de poder en casa, asegúrate de fortalecer la columna de la voluntad de tu hijo asegurándote que no se sienta controlado por ti, y déjalo decidir. Por otro lado, asegúrate que tu hijo se sienta amado y aceptado por ti.

Si quieres conocer fondo esta perspectiva de las tres columnas de la formación de nuestros hijos, para eliminar muchos otros problemas de conducta en los niños, consulta nuestro curso del manejo del enojo en los capítulos ocho y nueve, los cuales proveen información relacionada con el enojo y la disciplina, que incluyen estrategias claras sobre el establecimiento de consecuencias, información didáctica sobre cómo cuidar las tres columnas que acabo de mencionar, y sobre las diversas formas en las que nos podemos asegurar que nuestros se sientan amados por nosotros.