MAMÁ ¿CONOCES TUS NECESIDADES AFECTIVAS?

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Durante las diferentes etapas de nuestra vida, todos tenemos que ir llenando un conjunto de necesidades emocionales características de la naturaleza humana, que a menudo muchas personas ni siquiera reconocen. Pero, a pesar de ello, la naturaleza humana busca satisfacerlas instintivamente. Entre estas necesidades se encuentran: la necesidad de sentirnos amados y aceptados, la necesidad de sentirnos valiosos y competentes, la necesidad de conectar emocionalmente con un grupo de personas con quienes y compartimos sentimientos de cariño, afinidad, identificación, y pertenencia, la necesidad de tener un propósito en la vida, entre otras.

Muchas veces me pregunté por qué llenar estas necesidades es tan instintivo en el ser humano, ya que desde pequeños podemos observar a los niños buscando sentirse valiosos, amados, y tratando de establecer una conexión con sus padres. Incluso, hay quienes desde muy pequeños les preguntan a sus padres cuál es el sentido de la vida.

La respuesta a esta pregunta la he encontrado tras más de 20 años de trabajar con los corazones de cientos de seres humanos como psicóloga y maestra, y constatar que llenar estas necesidades nos permite descubrir la magia de conectar con los demás hasta descubrir qué en el fondo todos somos uno, sentirnos valiosos y competentes nos impulsa a reconocer nuestros talentos con los que además de gozar la vida, podemos servir a los demás y completarnos unos a otros, sentirnos amados y aceptados nos permite vivir y compartir con los demás la infinita experiencia del amor y al encontrar nuestro propósito de vida, descubrimos que nuestros talentos sirven para hacer de este mundo un lugar mejor, para hacer el bien, para sentirnos completos y gozar intensamente de este viaje por la vida.

Sin embargo, a menudo la conciencia sobre nuestras necesidades emocionales se encuentra adormecida. Creo yo que esto se debe a que muchos de nosotros crecimos sin mayor conciencia emocional, porque durante nuestros años de desarrollo, eran pocas las relaciones padre-hijo, o maestro-alumno, en las que se acostumbraba, reconocer, comunicar y expresar lo que verdaderamente sentíamos. Tras años de dar conferencias sobre estos temas, he podido comprobar que en promedio menos del 10% de los auditorios frente a los que hablo, han tenido una relación con sus padres en la que la comunicación emocional sana fuera la norma. Y si a esto le agregamos los mensajes culturales que reciben muchos niños durante sus primeros años, en los que expresar que necesitamos de los demás, o que sentimos miedo o tristeza significa ser débil, podemos ver lo que en una ocasión escuché decir de un padre jesuita: “La actual generación de adultos es una de analfabetos emocionales”.

Ahora te invito a pensar, ¿qué crees que sucede cuando un niño crece sin la conciencia de que él, al igual que todos los demás,NECESITA sentirse AMADO Y ACEPTADO, sentirse VALIOSO Y COMPETENTE, sentir que un grupo de personas CONECTAN Y COMPRENDEN SUS EMOCIONES, sentir que su vida TIENE UN PROPÓSITO?, ¿qué crees que sucede cuando los papás de ese mismo niño, no tenían la conciencia de que tenían que llenar todas estas necesidades durante los primeros años de formación de su hijo, para que creciera como un individuo sano y seguro de sí mismo?, y ¿qué crees que sucede cuando padre e hijo no acostumbran comunicarse entre sí cuando estas necesidades se encuentran desatendidas?

El resultado de lo anterior, que yo describo como ignorancia emocional, a menudo son niños que crecen con vacíos crónicos. Es como si estas necesidades fueran una especie de tanques qué hay que mantener llenos para sentirnos felices y contentos. Pero cuando no son abastecidos durante la infancia por los cuidadores primarios, es muy común que crezcan adultos con vacíos crónicos. Hay quien tiene vacío su tanque de sentirse valioso y competente. Estas personas por lo general tienen mucha dificultad para reconocerse como personas especiales y únicas y dudan con mucha facilidad de su valor y de su poder para sentirse capaces y fuertes ante las adversidades de la vida. Otras personas, tienen vacío su tanque de sentirse amados y aceptados. A ellos se les dificulta quererse, ponerle límites a los demás y tratarse con respeto y cariño. Es muy común que las personas con un vacío de amor se critiquen y juzguen constantemente. Hay otros que tienen vacío el tanque de tener un sentido en su vida y otros el de conexión con las demás personas.

Cada uno de estos vacíos tiene sus características muy particulares. Y sin importar el porqué, tal vez tus padres o cuidadores desatendieron tus necesidades emocionales durante tus primeros años, hoy quiero decirte
que si eres un padre de familia es muy importante que te hagas consciente de si en existen vacíos en estas áreas de tu vida. Porque a menudo, cuando un padre tiene vacíos crónicos en el área de sentirse valiosos y competente, en el área de conectar emocionalmente con un grupo de personas, de tener un sentido en la vida, de sentirse amado y aceptado, inconcientemente buscan llenar sus vacíos a través de sus hijos. Y eso, no es sano.

Por ejemplo, el papa que tiene un vacío en el área de sentirse valioso y competente, a menudo trata de probar su valor como persona asegurándose que su hijo sea perfecto en todo, que tenga excelentes calificaciones, que sea el mejor en un deporte o en un instrumento musical. Es como si inconscientemente midieran su valor como personas de acuerdo a los éxitos de sus hijos. Y eso, a la larga puede tener consecuencias muy negativas. Otro es el caso de un adolescente que entra en rebeldía porque descubre que lleva toda su vida tratando de complacer a su mamá porque ella solo se veía plena cuando él sacaba medallas o diplomas en las competencias, pero que en el fondo nunca le gustaba entrar a las competencias de karate. O aquel que al llegar a la edad adulta se da cuenta que tenia toda su vida tratando de llenar la necesidad de amor y aceptación de sus papas mediante ser el hijo perfecto.

Con lo anterior no quiero decir que no es sano enseñar a nuestros hijos a tener metas, o a esforzarse por alcanzar sus sueños. Pero creo que como padres debemos asegurarnos que lo que hagan nuestros hijos con su vida, sea algo que llene sus propias necesidades afectivas. Así, será mucho más fácil que encuentren su llamado y descubran sus motivaciones internas.