Hace algunos años, la Universidad de Harvard se dispuso a investigar si existía alguna relación con la genética y el tipo de alimentos que debía de comer cada persona, para lograr mantener su peso sano y evitar las famosas dietas yoyo. Sin embargo, lo asombroso de la investigación, es que terminó confirmando que para bajar de peso de forma PERMANENTE el factor más importante no era el genético, sino la capacidad de las personas para manejar las emociones con inteligencia de forma cotidiana.
Hay quien piensa que para bajar de peso y tomar en cuenta el factor emocional deben enfrentarse a traumas y dolores inimaginables de la infancia. O soltarse llorando desconsoladamente en el consultorio de un psicólogo. Pero la realidad de las cosas, es que la mayoría de las veces tomar en cuenta el factor emocional y el peso tienen que ver con los pequeños obstáculos emocionales que enfrentamos día a día y la manera en la que los vamos resolviendo. Es decir todos nosotros, seamos delgados o no, nos enfrentamos a pequeños obstáculos durante el día que ponen a prueba nuestro manejo emocional. Mientras más efectivo es tu manejo emocional, más momentos de satisfacción, tranquilidad, seguridad, alegría, inspiración y plenitud experimentas durante el día, y más fácilmente resuelves tus emociones negativas mediante acciones y pensamientos asertivos. Y por lo tanto, menos propensión a buscar emociones positivas mediante alimentos altos en azúcares, harinas y grasas trans. En cambio, cuando nuestros hábitos en relación a nuestro manejo emocional son destructivos, los estados emocionales que tienden a predominar en el individuo durante el día son sentimiento de vacío, dolor, insatisfacción, molestia, irritabilidad, fatiga, preocupación, ansiedad, etc. Y lo más preocupante de este fenómeno es que muchas personas se acostumbran a vivir así, a tal grado que no imaginan que existe otro nivel emocional de bienestar o alegría. Así que, con la idea de que no existe salida en relación a su estado emocional, muchas veces buscan la felicidad en la comida que provoca la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina que les producen un estado de alegría y calma, por breves momentos. Y por eso, muchas veces se sienten atrapados por la comida. Como en un callejón sin salida en el que el único camino de bienestar emocional es volver a comer.
“Como me la paso trabajando como burra todo el día, la noche es el momento en el que me permito darme el placer de comer lo que me da la gana. Y en mi mente me digo: Me lo merezco después de la friega que me puse. Pero en el fondo sé que eso me está matando,” me dijo en una ocasión una persona que sufría de obesidad.
A lo que yo le contesté: “¿Y qué pasaría si durante el día, sintieras y pensaras en todo momento que te tratas como amor, respeto y cariño. Que estás trabajando en algo que te agrada, te divierte y te inspira. Que cada día es un momento especial para descubrirte, gozarte, disfrutar a las personas que te rodean, compartir diferentes manifestaciones de amor, disfrutar el movimiento de tu cuerpo cuando caminas, gozar la suavidad de tu cama cuando te recuestas, disfrutar de la comida sana llena de nutrientes que también es muy sabrosa, encontrar una habilidad que te apasiona y te conecta con tu ser interior? En lugar de pensar
“Como me maltrato yo a mí misma todo el día porque he elegido para mí un trabajo que me tiene infeliz, al llegar la noche me siento con el derecho de maltratar mi cuerpo, dándole alimentos que lo intoxican, porque creo que esa es la única manera que tengo en el día para ser feliz”.
“Nunca me había puesto a pensar así”, me contestó. “Pero creo que, si pudiera tener ese tipo de diálogo en mi mente, posiblemente mis elecciones de comida serían distintas”.
Este es uno de tantos ejemplos del cambio de pensamiento y hábitos cotidianos que impactan en el bienestar emocional del individuo. Y que, a su vez, tienen el potencial de cambiar las elecciones de comida que hacemos durante el día.
Tras escribir más de diez libros sobre la importancia del manejo de las emociones, y enseñarle a cientos de familias estrategias para tener un manejo emocional más inteligente, te puedo decir con toda seguridad que manejar tus emociones con inteligencia no sólo te ayudará a bajar de peso, sino también a ser más feliz.
Porque la realidad es que bajar de peso siempre es la manifestación física de un bienestar mental y emocional que te impulsa a elegir para ti mismo los alimentos más sanos, a disfrutar del movimiento de tu cuerpo por medio del ejercicio o el baile, a cuidar de tus horas de descanso, a tomar agua porque amas a la experiencia de sentirte hidratado, a sentir la seguridad de decirle que no a tus amigos que te presionan a que comas alimentos chatarra porque estás conectado con la alegría de lograr un objetivo. Es decir, uno no encuentra la felicidad al llegar al peso menta. Primero conoces la manera de ser más feliz y ese estado emocional te llevará con facilidad a tu peso ideal.
Las emociones se definen de manera muy sencilla como la energía que nos mueve. Así que, si deseas bajar de peso, tomate el tiempo de aprender a elegir los estados emocionales que te impulsen a sentir tanto amor y aprecio por tu persona, a sentir profunda paz y tranquilidad interior, a llenarte de tanta satisfacción, inspiración y plenitud que la comida se vuelva uno de tus últimos recursos para ser feliz, y se convierta sólo en el recurso necesario para cuidar de tu cuerpo todos los días.