Las emociones son respuestas automatizadas de nuestro sistema nervioso que nos impulsan a actuar de formas específicas para aumentar nuestras probabilidades de sobre vivencia. Por ejemplo, cuando en nuestro cuerpo se activa la respuesta del miedo, nuestro sistema nervioso, en cuestión de milisegundos, envía instrucciones a otros sistemas del cuerpo, como el circulatorio y el endocrino, para protegernos de una situación amenazante. Por otro lado, cuando en nuestro cuerpo se activa la emoción de la tristeza, la actividad de nuestro sistema nervioso disminuye con el objetivo de impulsarnos a reflexionar acerca de nuestra pérdida. Según los expertos existen aproximadamente diez emociones humanas, entre las que se encuentran el enojo, el disgusto o desagrado, la culpa, la vergüenza, el miedo la tristeza, la sorpresa, el amor, el interés y la felicidad.
Digo aproximadamente diez emociones porque gracias a los avances de la ciencia y la tecnología cada vez se define con mayor claridad cuáles son las emociones universales de los seres humanos. De cada una de las emociones humanas se derivan los sentimientos.
Si eres observador te habrás dado cuenta de que las emociones las experimentamos con diferentes niveles de intensidad. Por ejemplo: cuando nos sentimos preocupados quiere decir que la emoción del miedo está encendida dentro de nosotros con un bajo nivel de intensidad. En cambio, cuando sentimos pánico la intensidad del miedo es mayor. Los sentimientos son lo que percibimos de la emoción que estamos experimentando. Es decir, la manera en la que interpretamos la emoción de acuerdo con su intensidad y a las circunstancias que vivimos en él.