Acabas de discutir con tu pareja y de pronto te encuentras atrapado en un ciclo de pensamientos repetitivos que tienden a ver sólo el lado negativo de él o de ella. Pareciera que esos pensamientos se repiten como una canción que se pone en “play” automáticamente después del conflicto. Al mismo tiempo que eso sucede, te sientes atrapado en el problema. Cuando piensas en lo que te dijo durante el conflicto, una o varias partes de tu cuerpo, como el estómago, la garganta o el pecho se ponen tensas. Incluso a veces, puedes percibir cómo se incrementa tu ritmo cardíaco. Este conflicto te hace sentir como en un callejón sin salida. “Por qué no puede ver mi punto de vista, no se da cuenta de que…, si tan sólo estuviera en mi lugar podría entender que…”. Por otro lado, te repites a ti mismo todo lo que tú haces bien, todo lo que te esfuerzas por la relación y te sientes mal de que él o ella no lo valore ni lo reconozca. En ocasiones, estos pensamientos resuenan dentro de ti en un volumen tan alto que te impiden concentrarte en otras tareas.
Si te has sentido así, o te estás sintiendo así, estás sufriendo de lo que los expertos en emociones llaman desbordamiento emocional o “emotional flooding”. Este fenómeno es descrito por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional, y de manera más detallada por John Gottman en su investigación sobre las parejas. Cuando vivimos un desbordamiento emocional, somos víctimas de la reacción neurológica de ataque o huida. Evento que genera que la respuesta emocional de nuestro cerebro SOBREPASE NUESTRA CAPACIDAD PARA RAZONAR, limitando por completo la posibilidad de ver la situación o el conflicto desde ambas perspectivas.
Este fenómeno es fisiológico y está acompañado de una gran variedad de hormonas y neurotransmisores que literalmente alteran el funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Dicen los estudios que ante el desbordamiento emocional, la mayoría de los hombres tiende a reaccionar diferente que la mayoría de las mujeres. En el caso de los hombres, que desde pequeños se les ha condicionado a reprimir y a desconectarse de sus emociones, ante el desbordamiento emocional tienden a aislarse e incluso a mostrarse indiferentes al conflicto. Por eso, muchos varones, se comportan de forma evasiva, burlesca, se cierran, se aíslan, e incluso hablan con un tono indiferente, como si nada sucediera dentro de ellos. Estas respuestas les ayudan a protegerse de entrar en contacto con sus emociones y con las emociones de su ser querido. Recordemos que muchos niños crecen escuchando que llorar o expresar lo que sienten es signo de debilidad, por lo que al llegar a la adolescencia están condicionados a cerrarse ante la posibilidad de contactar con emociones propias y ajenas. Pero el hecho de que presenten este tipo de comportamientos ante el desbordamiento emocional, no significa que no se sientan alterados por dentro. De hecho, según estudios del Dr. Goleman y del Dr. Gottman, los hombres tienden experimentar el desbordamiento emocional con más facilidad y rapidez que las mujeres. Y también, tardan más tiempo en recuperarse de ella.
Por otro lado las mayoría de las mujeres, ante el desbordamiento emocional, tienden a magnificar sus emociones, a llorar y a expresar con gran intensidad aquello que sienten. Hablan y hablan y hablan. Repiten y repiten su punto de vista sin parar, con diferentes palabras y a veces a gran velocidad, o con un tono chillante en su voz. Dicen que se sienten tristes, lastimadas, asustadas y heridas esperando de forma inconsciente que su pareja contacte con sus emociones y las consuele. Pero, al igual que los hombres, durante el desbordamiento emocional las mujeres tienden a ver SÓLO SU PUNTO DE VISTA. Y si no se sienten comprendidas o consoladas también buscan lastimar al otro a través de agredir verbalmente o vivirse como víctimas. Debes saber que muchas mujeres, ante el desbordamiento emocional, tienen la expectativa de ser consoladas y entendidas por su pareja, especialmente cuando ellas expresan su tristeza y su dolor. Algunos expertos creen que esta expectativa inconsciente de la mujer viene de sus experiencias de la infancia cuando al jugar con amigas, si alguien lloraba el consolarla y confortarla se volvía la prioridad. Muchas veces, sin importar si tenía razón o no, el llanto de una niña es motivo suficiente para que el juego se suspenda. En cambio, cuando los niños lloran durante el juego, es más importante arreglar todo lo más rápido posible, porque la prioridad es continuar con la diversión y el juego.
Quiero aclarar que aunque existe cierta predisposición a reaccionar de forma específica según tu género, no podemos generalizar. He conocido mujeres que también se cierran y he conocido hombres que no se cierran ni se aíslan. Lo importante de todo esto es reconocer cómo reaccionan tú y tu pareja ante el desbordamiento emocional y que identifiquen como se siente su cuerpo en esta situación. Ni la tendencia a aislarse, ni la tendencia a magnificar las emociones, ni la tendencia a ser agresivos, ni la tendencia a tener pensamientos repetitivos acerca de lo negativo de nuestra pareja ayudan en la resolución de conflictos. Lo más sano es, en primer lugar, identificar que ese fenómeno está ocurriendo dentro de nosotros. Segundo, recordar que por el momento nuestra capacidad para razonar se encuentra sumamente limitada, que tenemos la tendencia a ver únicamente nuestro lado del conflicto y a sentirnos víctimas del mismo. Y por lo tanto, lo más inteligente es encontrar la manera de recuperar la calma y así, recobrar nuestra capacidad para razonar. En mi curso en línea del manejo inteligente del enojo comparto que una manera de saber que ya lo lograste, es preguntarte si ya no tienes ganas de lastimar a la persona y si puedes ver tu responsabilidad (aunque sea pequeña) en lo sucedido.
Cuando la calma reina dentro de nosotros es el mejor momento de resolver el conflicto, tomando en cuenta el sentir y las necesidades de ambas partes. Por último, también es recomendable compartir e identificar los síntomas de un desbordamiento emocional con nuestros hijos. Pregúntale a tus pequeños qué hacen cuando sienten que las emociones negativas se apoderan de ellos.