ENOJO ENCERRADO EN LA ADOLESCENCIA

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Año con año, atiendo a jóvenes en mi consultorio, porque acaban de reprobar el semestre, o porque incurren en conductas de riesgo, o sencillamente porque actúan como si su vida no les importara. Y con muchísima frecuencia, un común denominador de todos estos problemas es un enojo encerrado. Le llamo enojo encerrado, cuando la ira de una persona se queda contenida porque el individuo, ya sea consciente o inconscientemente, trata de no expresarla. Como si no hablar de ella fuera a eliminar el conflicto. Pero no hablar de nuestro enojo, la gran mayoría de las veces, sólo hace que éste se acumule. Y con el tiempo, se haga más grande e intenso. Y como el enojo es una energía que nos impulsa a atacar y a pelear por la injusticia que percibimos, a la larga un enojo encerrado en los jóvenes, los impulsa a manifestar conductas de auto ataque, comúnmente conocidas como conductas auto destructivas. Ejemplos de estas conductas son: reprobar la escuela, manejar en estado de ebriedad, abusar del alcohol o las drogas, incurrir en conductas sexuales de riesgo, etc. Y como acumular el enojo en muchas personas es un mecanismo inconsciente, la mayoría de las veces los jóvenes ni siquiera se dan cuenta de que tienen un enojo encerrado.

La acumulación del enojo, comúnmente conocida como resentimiento, la mayoría de las ocasiones, comienza desde la infancia. Esta es la etapa en la que los niños aprenden a expresar o no expresar sus emociones. Dicen muchos expertos en el tema, que los niños tienden a no darse permiso de estar enojados con sus padres, porque son los pilares que los protegen y cuidan. Otros autores sugieren, que dependiendo del temperamento, algunos niños de manera natural tienden a ser retraídos y a guardarse sus emociones negativas. En consulta, muchos niños me han dicho que en su casa no tienen permiso de estar enojados, y que hablar acerca de su enojo con sus papás no es algo que acostumbren hacer. Por otro lado, muchos padres me han dicho que ellos no se sienten con la confianza de hablar de sus emociones, porque en su infancia aprendieron a reprimirlas y ahora, es difícil de hacerlo con sus hijos. Sea cual sea la causa de no hablar acerca del enojo, es un hecho que la acumulación del mismo puede tener efectos desastrosos en la adolescencia y en general en cualquier ser humano.

En cambio, hablar con respeto y cariño acerca de lo que nos hace sentir enojo fortalece la armonía y los lazos de cualquier familia. Y generar un ambiente propicio para que nuestros adolescentes hablen acerca de lo que les hace sentir enojo, disminuye conductas auto destructivas y de riesgo en esta etapa. Y por supuesto, mejora la comunicación padre hijo.

“No me había dado cuenta que llevaba tanto tiempo enojado, hoy me doy cuenta que gran parte de lo que hice es porque estaba enojado con mis papás y ni siquiera lo había notado… Yo nunca había hablado de mi enojo con alguien”, son algunas de las frases que he escuchado de varios jóvenes a quienes he confrontado después de haber reprobado un semestre, de haberse salido sin permiso de su casa, de incurrir en conductas sexuales de riesgo, etc. Reconocer que estás enojado, es el primer paso para poder hablar del enojo y resolverlo. Pero, con quien es más importante hablar del enojo, es con la persona con la que estás enojado. Y si existe una relación en la que la emoción del enojo es natural y frecuente, es la relación padre hijo. No importa que tan perfecto seas como padre de familia, te aseguro que al menos un par de veces en tu vida tus hijos se van a sentir enojados contigo. Resulta ser que el enojo es la emoción que nos avisa cuando sentimos que algo es injusto o va en contra de nuestros deseos. Y como humanos, los padres de familia, en ocasiones también cometemos injusticias o nos equivocamos con nuestros hijos. O a veces, los hijos tienen la idea de que estamos siendo injustos cuando en realidad no lo somos. Pero, si ellos no nos lo expresan, a menudo el enojo se queda latente. Y si la conducta se repite, entonces el enojo se acumula.

Generar un ambiente propicio para hablar de lo que nos hace sentir enojo con respeto y cariño, a través de conocer la función del enojo, qué sucede en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo cuando estamos enojados, cómo podemos aprovechar el enojo para fortalecer la confianza en nuestras relaciones interpersonales y la relación del enojo con el manejo de la disciplina, es muy importante para que en tu familia no existan enojos encerrados.