Mamá, ¿sabes manejar los sentimientos de culpa con inteligencia?

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Hace varios años platicaba con una madre de familia, quien había venido a verme para saber por qué su hijo, un estudiante de tercer semestre de preparatoria, había reprobado mi materia. Después de explicarle cómo funcionaba mi clase y la manera de evaluar, la madre del joven me compartió que estaba muy preocupada por su hijo, porque ella constantemente tenía que llevarle las tareas a la escuela y todas las mañanas era una batalla para que su hijo se levantara y llegara puntual a la primera clase. La señora me describió una lista extensa de todo lo que diariamente hacía por su hijo para lograr que cumpliera con la escuela, y al menos aprobara el semestre.

Tras escucharla con calma, me animé a preguntarle: “Disculpe señora, ¿y por qué si su hijo ya está por cumplir los dieciocho años usted sigue haciendo cosas por él, que debió haber dejado de hacer desde que estaba en la primaria?, ¿qué la hace responder por lo que en realidad a él le corresponde hacer, como levantarse por sí solo en la mañana y tender su cama?

Y tras un largo silencio me contestó, “es que creo que me siento culpable. Me siento culpable porque cuando él era pequeño me separé de su papá y la pasamos muy mal. Yo estaba pasando por una situación emocional muy difícil y sé que lo afecté mucho. Me parece que lo afecté de manera muy negativa en sus primeros años”.

“¿Hace cuánto sucedió eso?”, le pregunté. “Hace once años”, me contestó. “Y, ¿alguna vez ha hablado con él y le ha ofrecido disculpas?, ¿Le ha explicado que le duele mucho lo que sucedió y que, si usted hubiera tenido mejores herramientas en ese momento, habría hecho todo lo posible para evitarle ese dolor?”, le pregunté. “No, no se me había ocurrido hasta ahora hablarle de mi dolor y ni siquiera me había dado cuenta que no me he perdonado por lo sucedido”, me contestó con un tono de tristeza.

“Señora, con todo respeto creo que ya es tiempo de que usted maneje esos sentimientos de culpa de otra forma. Tenga la fortaleza de reconocer su error frente a su hijo, pídale disculpas y perdónese usted a sí misma, para que deje de rescatarlo en lo que no le corresponde. Dese cuenta que esa culpa que siente es muy tóxica y sólo lo está convirtiendo en un joven muy irresponsable. Le quiero explicar un concepto que tal vez le sirva. La culpa sana es el sentimiento natural que experimentamos cuando lastimamos a alguien, que nos impulsa a reparar el daño y ofrecer disculpas. Siempre que sentimos culpa y la manejamos con inteligencia, significa que reconocimos en qué nos equivocamos, tratamos de reparar el daño, ofrecimos disculpas, nos esforzamos en corregir el rumbo y finalmente nos perdonamos.

Sin embargo, cuando los individuos no saben manejar este sentimiento, a menudo la convierten en culpa tóxica. La culpa tóxica es ese sentimiento incómodo, de remordimiento constante que a veces nos hace sentir inadecuados, no merecedores, o poco valiosos, y que se acumula con el tiempo cuando no resolvemos nuestros sentimientos de manera inteligente. Lo más peligroso de la culpa tóxica, es que nos hace rescatar a nuestros hijos o a nuestros seres queridos en lo que no nos corresponde. Y es uno de los factores que más promueve la irresponsabilidad y el chantaje emocional en las relaciones interpersonales. Y es uno de los fenómenos más comunes cuando no se atiende adecuadamente la dinámica emocional en las familias que viven un divorcio. Le deseo que a partir de que hable con su hijo de estos sentimientos pueda perdonarse a si misma y dejarle claro que ya no va estar haciendo por él lo que no le corresponde porque eso solo le hace daño”, le dije con cariño.

Varias semanas después, me encontré a la señora por casualidad. Y después de saludarla, me dijo en voz baja: “Ya me estoy perdonando, y desde hace dos semanas ya no levanto a mi hijo en la mañana”, ya no quiero culpa tóxica en mi vida.