“Vengo con usted, porque quiero que evalúe a mi hijo. En la escuela me dijeron que tiene déficit de atención con hiperactividad y que necesita medicamento”. Me han dicho muchos papás preocupados, en la primera consulta. Y a menudo, después de evaluar al niño, encuentro que el supuesto déficit de atención y la supuesta hiperactividad en realidad son un conjunto de conductas promovidas por un estado de ansiedad constante en el niño. Es decir, la causa más que ser neurológica es emocional y cuando esta última es la causa no se necesita que tomen medicamento.
Para entender por qué, necesito explicarte qué relación tiene la ansiedad con algunas de las conductas que se presentan en los niños con TDAH.
La ansiedad, explicado de manera muy sencilla, no es más que un niño que tiene constantemente activa la emoción del miedo (que se manifiesta por sentimientos de tensión, preocupación o nerviosismo o estrés) Estos niños rara vez durante el día regresan a un estado de calma, paz tranquilidad. Es como si el miedo y la tensión fueran su estado emocional dominante. Y hoy en día hay muchos niños que viven así. Y eso causa un desequilibrio emocional.
Ahora lo que sigue es explicar qué relación tiene la ansiedad con el diagnóstico de TDAH. Cuando dentro del ser humano se encuentra encendida la emoción del miedo, el sistema nervioso de manera instintiva nos impulsa a huir o correr de lo que consideramos amenazante (sea amenaza real o imaginaria). Es decir, muchos de nuestros miedos son producto de pensamientos irracionales o imaginarios, pero el sistema nervioso sigue reaccionando igual.
Ahora imagina a un niño en un salón de clases con treinta niños a su alrededor, que tenga encendido este impulso neurológico y te vas a encontrar a un niño que sabe que no puede salir corriendo del salón, pero que para descargar la energía producida por su estado emocional puede pararse constantemente o estar en constante movimiento. Pero la tendencia a huir característica del miedo no solo se manifiesta a través del cuerpo. El ser humano también tiende a huir con su mente. Es decir, evita el momento presente, se desconecta de lo que le dicen los demás y naturalmente información que se le está da no la capta bien. De ahí que un niño que viva constantemente ansioso, se le dificulte poner atención a las instrucciones de los maestros, y encuentre muy difícil estar sentado siguiendo instrucciones. Es como si en su mente hubiera una instrucción que constantemente le dice, “huye, estás en peligro”. Con lo anterior no pretendo decir que no existan algunos pequeños que tengan TDAH y que el medicamento pueda ayudarles. Solo que antes de decidir si tu hijo va a tomar medicamento, no dejes de descartar el factor emocional. Porque a menudo he visto muchos niños diagnosticados con TDAH y que al trabajar con ellos sus emociones, los síntomas desaparecen totalmente. Pero antes de terminar este artículo quiero enfatizar que trabajar el manejo de las emociones en los niños es un proceso que toma más tiempo para lograr un cambio de conducta y que para algunas instituciones les resulta mucho más fácil medicarlos, aunque no sea TDAH que trabajar su maduración emocional.