Tal vez no te habías dado cuenta, pero todos los seres humanos nos contamos historias acerca de quienes somos y sobre las diferentes vivencias de nuestra vida. Es como si tuviéramos un conjunto de salas de cine en nuestra mente, en las que continuamente reproducimos ciertos eventos de nuestra infancia, adolescencia, e incluso nuestra vida adulta. Sin embargo, en ocasiones no nos detenemos a analizar si las historias que nos contamos acerca de nosotros mismos están polarizadas.
¿Qué significa que las historias estén polarizadas? Que contemos las historias como si nosotros fuéramos los buenos de la película y los que nos han lastimado fueran los malos villanos, malvados sin corazón que sólo quisieran hacernos daño. Me gusta mucho recordar que la historia de la Bella Durmiente tradicional, es increíblemente opuesta a la historia que salió años después de Maléfica. Esta última, es una versión de la misma historia, pero vista desde una perspectiva totalmente diferente. Si tuviste oportunidad de ver estas dos películas recordarás que en la versión tradicional Maléfica era la bruja más mala de todos los tiempos que solo quería hacer el mal. Por su parte el Rey Stefan, el príncipe y la reina eran cien por ciento buenos, perfectos y sin ninguna falla. En cambio, al ver la historia de Maléfica, nos contaron una versión sumamente distinta. Maléfica, a sus 15 años era una hada buena que formaba parte del mundo de las criaturas mágicas. Un día conoce a Stefan y se enamoró de el. En aquél tiempo Stefan era un joven ambicioso, que a pesar de enamorarse también de Maléfica, el deseo de tener el poder y su ambición por ser rey se hizo cada vez más grande. Al paso del tiempo su ambición por el poder provocó que le cortara las alas a Maléfica y con ello ganarse ser el heredero al trono. Fue en ese momento cuando Maléfica, se llena de dolor al ser traicionada por su primer amor, y más tarde busca su venganza con la hija del Rey Stefan: la princesa Aurora.
Este no es el fin de la historia, por respeto a aquellos que no han visto la última película, pero lo que quiero ilustrarte con esto es que a menudo, las historias que nos contamos en nuestra mente, son sumamente alejadas de la realidad. Y cuando contamos historias polarizadas, promovemos el resentimiento en nuestra vida en automático. Así que hoy te invito a preguntarte: ¿Qué historias me cuento acerca de mi infancia?, ¿Qué tan apegadas a la realidad son las historias que se reproducen en mi mente?, ¿podría contar las historias de mi infancia desde la perspectiva de mis padres?, ¿le estoy enseñando a mis hijos a cuestionarse lo que piensan respecto a su propia infancia?