COMPARTE CON TU PAREJA LAS SIGUIENTES CONVERSACIONES E IDENTIFIQUEN QUÉ TIENEN EN COMÚN:
PAREJA 1
—¿Por qué no pagaste el teléfono? te dejé el dinero sobre la mesa desde ayer en la noche. Preguntó un esposo a su esposa en tono demandante.
—Ni que tú pagaras siempre a tiempo todos los servicios públicos. El mes pasado nos cortaron la luz, y el antepasado el agua que a ti te corresponde pagar —contestó con rapidez la mujer.
PAREJA 2
—¿Qué pasó? porqué llegaste tan tarde. Quedamos que íbamos a salir a las nueve para llegar con los compadres. Y ya son las 9:30 —preguntó una mujer a su esposo en tono impaciente.
—A mí qué me dices. Tú eres la que siempre se tarda años en arreglarse. La semana pasada me dijiste que saldríamos a las siete treinta para ir al teatro y terminamos saliendo una hora tarde —contestó el esposo en tono sarcástico.
Las conversaciones anteriores tienen en común una de las conductas más nocivas de las relaciones humanas: La respuesta defensiva. Existen varios tipos de respuestas defensivas. En particular, en estas dos conversaciones podemos reconocer el estilo YO BIEN, TÚ MAL. Este estilo se caracteriza por tratar de enfatizar los errores pasados del otro para evitar contactar con tu falta o equivocación. Acostumbrar con nuestra familia este tipo de comunicación, hace los problemas MUUUY GRANDES. Tal vez le preguntas a tu pareja por qué no lavó los platos la noche anterior, y terminan discutiendo de cuando en la luna de miel te dejó bailando sola mientras él platicaba con su mejor amigo. Claro, no sin antes pasar por toda su historia matrimonial y recordar la equivocación del 86, del 98, del 2003, etc.
¿Por qué tendemos a utilizar el lenguaje defensivo ante una posible falta o equivocación? A muchos de nosotros durante nuestra infancia nos enseñaron que cometer un error era algo malo, que no debería suceder nunca, y que nos convertía en personas menos valiosas. O al menos, menos dignas de ser amadas y aceptadas. Y como todos necesitamos sentirnos amados y aceptados, si crecemos con este tipo de enseñanzas, ante la posibilidad de que alguien nos marque una falta o equivocación, sentimos amenazado nuestro valor como seres humanos. Por lo tanto, recurrimos a técnicas de contra ataque que nos alejen de la posibilidad de contactar con nuestra falta. La estrategia: recordarle a la otra persona todos sus errores para minimizar los propios.
Pero, el hecho de que las respuestas defensivas tengan una razón de existir no significa que sean sanas. De hecho, son un agente que destruye la comunicación, la confianza, el respeto y el cariño en la pareja y en las relaciones familiares. La consecuencia más común es tenerle miedo a la persona de decirle lo que sientes o piensas y al paso de los años la distancia entre los integrantes familiares es notable.
—Ni le digas a tu mamá porque ya sabes cómo se pone.
—Esto que pienso que se quede entre tú y yo para que no se entere tu papá.
Son algunas frases que resultan del miedo a la comunicación. Reconoce si en tu familia existe este tipo de comunicación y elimínala por completo. El beneficio será para toda tu familia.